Autora: Raquel Alameda
“Viernes Visten Canas” es más que un desayuno cada primer viernes de mes con personas de varias edades reunidas en petit comité. Realmente es un encuentro intergeneracional que alimenta espíritus atemporales, une generaciones a través de la diversidad y comparte, dialoga, desarrolla ideas para unirnos más allá de la edad que ponga en nuestro documento de identidad.
En una sala en la que fluye la creatividad gracias a su sorprendente decoración y con mesas redondas que invitan a charlar, observarse con atención, escuchar, da comienzo un desayuno en el que cada palabra vibra en todos los participantes.
Eleonora Barone, una mujer enérgica que viste más entusiasmo y pasión por su vital proyecto que canas, nos explica la finalidad de su entidad mYmO y lo lejos que podemos llegar si nos unimos, incluso desde un reducido grupo de personas, en integrar en nuestra sociedad al grupo que más experiencia, sabiduría e historia nos puede regalar: el de las personas catalogadas como ‘mayores’.
Para tal fin se emprenden estos desayunos que nos permiten conocer a personas de varias edades que participan activamente en la sociedad, regalan sabias lecciones a niños o nos dan ejemplo de como envejecer con una sonrisa perenne, sin miedo, con emociones que dejaron de sintonizar con lo que nuestra sociedad o los años les puedan, si pueden, hacer sufrir.
El primer ponente de este ciclo de desayunos es:
Juan Rodolfo Sánchez llega vestido con ropa que le han regalado sus alumnos, hablando de ellos como sus maestros y reflejo del niño que él siempre ha sido, es y será. Y lo primero que llama la atención en su ser es que sus ojos apenas pestañean.
Desde su primera palabra se muestra humilde como un ejemplar eterno estudiante, aventurero en sus composiciones, explorador en sus conocimientos y <<perdido>> en una vida que le sorprende a cada paso.
Marcado por la anécdota del hombre al que le hicieron una fotografía en el año ’32 para su servicio militar y como incansable pastor en Los Andes no volvió a ver otro retrato suyo ni espejos hasta el año ’78. Ese hombre fibroso y fuerte, escalador de montañas junto a su inseparable rebaño, no podía creer ser él el señor arrugado de ese último retrato. Al mirarse al espejo para corroborar esa dura realidad y aceptarla, toda su fuerza se desvaneció y murió a los seis meses.
Desde entonces, junto a sus once años de estudios de medicina sin licenciatura, ha aprendido que la inocencia es más anestésica ante el dolor que la morfina y la creatividad que fluye sin prejuicios es transcendental, lo que plenamente nos hace felices, eternos.
Para la madre de su hija es <<como un niño sin el como>>, el segundo mejor piropo que le han dicho. El primero es el de su hija, cuando le confesó a sus dieciséis años, que la lección más valiosa que le había enseñado es la de <<saber mirar a los ojos>>.
Juan es músico, compositor, << pésimo cantante>>, amante del arte en todos sus campos, fiel defensor de la escatología, amante de improvisar y consciente que los que piensan que está loco por bailar un chotis en el medio de la calle con su hija, son personas que necesitan despertar. El Niño que nació feliz, nunca muere y se puede fusionar en eterna espiral con la sabiduría, experiencia, o dolor del último tramo de una vida que tampoco acaba porque nuestra energía transciende y permanece anclada a la Tierra en todo lo que hacemos desde el corazón.
Juan vive cada paso del camino sin dejarse atrás esa preciada inocencia del niño, su capacidad de sorprenderse, imagina imposibles que hace realidad, se aleja de los límites de la sociedad o política y todo con una simple fórmula de la felicidad: <<Observar, Comprender, Aceptar>>.
Vive sin casa y sin espejos. Su hogar es su espíritu iluminado por su brillante, musical creatividad y su belleza se refleja en sus subliminales composiciones, letras, palabras, miradas y en todos los corazones que tenemos la dicha de haber sido envueltos por su sabiduría infinita.
Y en esta mañana en la que incluso el sol brilla radiante, son varios los participantes que dialogan y colorean las palabras de Juan de diferentes matices, como Solymar, una chica de 27 años que conoció de cerca la muerte y desde entonces se dio cuenta que da igual qué edad tengas porque cada día es un regalo y lo que nos queda por hacer, aprender o ayudar no basta para completarlo en una vida, por este motivo necesitamos más unión que nunca. También habla Blanca, que cuenta orgullosa que su primer contacto con la escuela fue a los diez años y eso le permitió crecer plenamente feliz, jugando, descubrir el mundo por instinto y no por reglas, teniendo a la naturaleza por profesora magistral. Igualmente trabaja en una Universidad como docente, lo que demuestra que da igual la edad para emprender, ser activo, involucrarse en alguna meta que te haga mejor.
Otra participante que sufría por haber dejado de enamorarse, cuando en su adolescencia se enamoraba de veinte chicos al año, celebraba estar enamorada de su nieto, del que admiraba su inocencia, gracia, libertad… Y gracias a esta valiosa unión con ese pequeño maestro, se da cuenta de haber enterrado a su propia inocencia y emprende el camino de despertar a su adormilada niña interior…
Al final escuchamos la versión que Juan reversionó de la canción ‘Stay with me’ en plena libertad y unificando desde instrumentos que le rememoraban el devenir del tiempo, su huella en nuestra piel o la inocencia del niño inmortal… En su música también se siente la riqueza de fusionar tradición con modernidad o historia con invención. La creatividad también va unida de lo ya creado y la edad suma años sin restar valor.
Un des-ayuno para despertar nuestra conciencia adormilada que nos aleja de personas ‘mayores’ justo cuando más necesitamos unirnos, crecer juntos, envejecer felices.
Gracias Raquel por tan inspirador resumen del día.
Nuestros ciclos de desayuno son gratuitos y abiertos. Cada ponente, junto a todos los que quieran participar, compartirá su experiencia profesional desde el prisma inseparable de su vida, facilitando un diálogo a veces más emocional a veces más racional, sobre la innovación y la tradición, la niñez y la vejez, los por qué y los para qué, la creatividad y el talento sin edad, los oficios y los aprendices….
Os invitamos a apuntaros al siguiente encuentro que tendrá lugar en el Impact HUB el día 3 de Marzo. En esa ocasión nos acompañarás Chass Llach, director creativo experto en diseño escénico y muchísimo más.
ThinkAgeless – Lo artesano no es lo antiguo. La tecnología no es lo joven.