Autora: Raquel Alameda
Lo Viernes Visten Canas se siguen sumando y su creatividad, cohesión social, sorpresas, multiplicando. Y para sorpresa, la que se llevaron Manuel Zambrana y Rebeca Cygnus al encontrarse gracias a mYmO. Antes del presente segundo encuentro físico de ambos, solo se han juntado una vez anterior para conocerse y descubrir que, a pesar de su diferente recorrido y edad, han encontrado “un compendio de imágenes con similitudes insospechadas en un camino con muchos más puntos de encuentro y pocas diferencias.”
Manuel Zambrana es un reconocido retratista, profesor de la escuela E.F.T.I. durante ocho años y otros tres hasta la actualidad en P.I.C.A. Empezó en reportaje fotográfico, fotografía publicitaria, comercial, de un modo muy autodidacta e instintivo al principio. Participa en “Foto España”.
Rebeca Cygnus se formó en la Univerdidad THAI e hizo un máster en E.F.T.I., uno de los puntos en común con Manuel, aunque no llegaron a coincidir. Ambos comparten la base de la formación fotográfica de la escuela de Helsinki y expusieron sus fotos en la misma Expo llamada “Mínimo” de E.F.T.I.
Igualmente queda claro que su diferencia generacional se plasma en sus fotografías. La mayoría de las impresas por Manuel son en blanco y negro, tiradas con cámara analógica, amante del retrato y la luz artificial. Él dirige lo que quiere conseguir.
Rebeca prefiere las fotos en color, además justo el color es lo que más retoca. Ella prefiere auto retratarse, ser la protagonista y directora de sus composiciones junto al paisaje que le ofrece la luz natural que ella quiere.
Nos explican que en sus imágenes combinan las dos maneras de involucrarse tras la cámara a la hora de inmortalizar una escena: el modo ventana, que es como asomarse al mundo que nos rodea y contemplarlo. O el modo espejo, el fotógrafo que tiene una opinión y la plasma.
Juntos, sea en su previo encuentro que vía internet, nos han dividido en cuatro bloques sus nexos y divergencias.
En el primero, Rebeca nos muestra un espectacular auto retrato en los glaciares de Islandia, una experiencia vivida con “la excusa de la foto” que de otro modo jamás la hubiera sentido. “La fotografía te obliga gratamente a vivir con intensidad el momento presente y te conduce a cada paso al autoconocimiento gracias al auto retrato”.
En otra foto, ella fue la que hizo el gran huevo que sostiene entre las manos en el medio de un campo, lo que también le lleva a vivir experiencias manuales con las que aumenta su percepción de diversión en lo que hace. Ella es una actriz para sí misma. Sus fotos son poéticas y contundentes, poética sutil, con color, en un mundo imaginario en el que le gusta el desnudo. El espectador se vuelve un ‘voyeur’ sugerente.
Manuel nos muestra su serie ‘barreras’ o lo que es lo mismo, ‘incomunicación al propio ser humano’. La incomunicación continúa. La idea surge y entonces el guión fluye; se reflexiona y se lleva a cabo. Al menos que la propia comunicación se mantenga viva, sensitiva, productiva. Manuel enseña en sus fotos que sus personajes tienen una mirada directa, con mucha dignidad, también él se expresa contundente, directo, desafiante.
En el bloque dos vemos otro punto en común, las escenificaciones puestas en escena.
Manuel prefiere la luz continua, que aprendió del mundo del cine. Opina que la improvisación está muy bien. Rebeca, sin embargo, gusta más de ser de opinión fija, aunque es obligatorio permanecer siempre abiertos, fluir, abrirse al proceso creativo.
Su coincidencia más sorprendente fue cuando descubrieron que ambos habían paseado dos objetos por varios lugares para retratarlos. Rebeca una cama de IKEA y Manuel una pierna rescatada de la basura y bautizada como ‘Charito’. Ambos reconocen tener un cierto punto de Diógenes que les lleva a inmortalizar todo tipo de objetos que les puedan inspirar.
Cuando Manuel nos habla de su ‘Charito’, se auto denomina como loco, friki, al punto de pasear a su miembro de plástico por Segovia, el Palacio del Quintanar, una cabina de teléfono nostálgica descubierta en un hotel… Lleva a Charito a hacer amigos delante de un escaparate con varios maniquíes o a un encuentro improvisado y nocturno entre las sábanas de una cama.
Rebeca nos muestra su serie ‘cama’ para representar sus sueños, con la que además de mostrarse también como otra loca y friki, estrechó la relación con su padre pues fue quien más le ayudó a transportarla y montarla en su larga peregrinación de lugares donde fotografiarla. Juntos la llevaron de paseo por Málaga, un garaje a las tres de la madrugada con un guardia que no les quitó ojo, o en el medio de una carretera donde reímos por no llorar gracias a un vídeo que hicieron en el que vemos parte de los avatares que tuvieron que vivir para conseguir la foto que quería y en la que hasta el padre estuvo a punto de tirar la toalla.
Para ambos, lo más importante es divertirse, aunando reflexión y conciencia. A Rebeca le gusta decir que “uno no es donde nace, sino donde pase” . Manuel predica “que el tiempo lo hemos aprovechado”, refiriéndose a todo lo que han conseguido a pesar de las dificultades que se han encontrado en el camino.
En el tercer bloque nos queda claro que Rebeca lo que más utiliza es el trípode con cámara en auto disparador. Y Manuel prefiere dirigir tras la cámara. Ambos inmortalizando paisajes. En el cuarto bloque nos muestran sus retratos, Rebeca a color y Manuel en blanco y negro. La mayoría de Rebeca son auto retratos. Y Manuel, magistralmente, también combina los retratos con primeros planos de manos y pies que crean un conjunto místico que nos atrapa.
Acaban ‘su tiempo bien aprovechado’ de charla mostrándonos que cuando una profesión se desarrolla con pasión, ni un cambio generacional puede separar los puntos en común que estos dos artistas comparten.
La primera pregunta estaba claro que todos la pensábamos, ¿por qué os dedicáis a la fotografía?
Rebeca, estando en segundo de bachillerato y con todo suspendido, vio una publicidad de un curso de fotografía y si apuntó por intuición. Allí estudió del 2008 al 2013 y despertó su pasión por el mundo de la fotografía hasta hoy en día que vende fotos hasta para una galería de arte en Canadá gracias a la era digital. A Manuel le regalaron una cámara Kodak en la primera comunión y desde entonces no ha parado de disparar, pasando por revelar fotos junto a Rafa Roa.
Les preguntan cómo ven el mercado y a los actuales clientes.
Rebeca está inmersa desde el principio en la era de las redes sociales, tienda online, galerías de arte nacionales e internacionales. Manuel empezó su camino en las, cada vez menor número, galerías de arte, exposiciones, esforzarse en vender piezas. Declara que las suyas “se venden fatal”, aunque aprovecharía este valioso encuentro para aprender de Rebeca y actualizarse.
Nos explican que para encontrar un estilo propio y una marca reconocida que evite las copias o el robo de las ideas, Rebeca utiliza mucho el Photoshop y su creatividad poética, sutil, aunque evitando los colores excesivamente retocados típicos de las tiendas de los chinos. Manuel, sin embargo, se aleja de los filtros impuestos por Instagram.
Rebeca advierte que ahora hay más mercado aunque al mismo tiempo es más fácil llegar a las galerías. El secreto para gustar es hacer un compendio de cada tipo de arte, uniendo música, pintura, etc. Sentir que cuando algo le inspira, lo desarrolla desde los sentidos hasta la imagen final que quiera. Todo es cuestión de práctica, práctica, y más práctica para llegar a un sello personal. Ambos recorriendo el camino de la mano de la intuición.
Silvia Gómez, directora de proyecto y también fotógrafa en mYmO, expresa que cuando los conceptos están claros, se plasman con fluidez, logrando los sellos de identidad. Es la parte consciente que sale solo a través de los conceptos. Así pues, ¿qué es lo que más os ha sorprendido y habéis aprendido de cada uno?
Rebeca admiró tener tantos puntos en común, como por ejemplo, la serie de su cama IKEA y ‘Charito’. Manuel se ha sorprendido al comprobar en persona que son muchos más los paralelismos que las divergencias entre ellos. Ambos desarrollan ideas para plasmarlas.
Silvia les propone también expresar sus gustos sobre la cámara analógica vs la digital.
Rebeca trabaja en digital en un noventa y nueve por ciento, aunque siempre le gustó el sentimiento nostálgico que le despierta la cámara analógica, incluso sin a penas haberla utilizado. Manuel tiene su inicio analógico, deseado, lleno de magia en el laboratorio a la hora de revelar las fotos.
¿Cuánto trabajo de post producción hay?
Rebeca responde que el camino le ha llevado a ser más minimalista, aunque siempre hay bastante trabajo de post producción, coincidiendo con la opinión de Manuel. Ella ha cambiado mucho los colores en todas sus fotos para conseguir el efecto que quería.
Respondiendo sobre las vicisitudes que les ha tocado vivir, ambos podrían pasar horas. Desde los coches que se quedaron perplejos al encontrarse una cama cortando una carretera, hasta el revuelo que generó Charito bajo el acueducto de Segovia, viéndose obligada a retractarse con los transeúntes. Forma parte de la historia divertida, hay que arriesgar. A Manuel le da fuerza saber saber que quieres con exactitud y vas sin miedo a por ello.
Chass Llach les pregunta para finalizar, cómo afrontan el trabajo por encargo, que suele alejarte o no del estilo personal. Y cómo lo afrontan emocionalmente.
Rebeca reconoce que le agobia, por lo que hace pocos encargos. Y si se decide por uno, hace una lluvia de ideas plasmando toda su esencia. Manuel sin embargo se adapta, hay que llenar la nevera. Si es posible, les lleva a su estilo, si no está a todo, se hace con ello. Aunque ambos vuelven a coincidir en el punto número uno de sus carreras, ser felices en todo lo que hagan.
Finalizamos con una frase de Manuel que declara sin tapujos que ‘la locura no tiene edad’. Entre ambos él no ve diferencia de edad ni la ve en sus fotos, que siempre permanecerán, inmortales, eternas, transcendentales.