Autora. Raquel Martín
Entrevista a Beatriz Barrero, tutora y responsable de área de la Universidad para Mayores de la Complutense.
Un profesor de matemáticas jubilado que siempre ha querido estudiar arte, un operario sin estudios formales que al jubilarse desea obtener esos conocimientos que no pudo adquirir en su juventud, una señora que se casó joven, cuidó a su familia y comienza a tener tiempo para ella…. todos estos perfiles tienen algo en común: son potenciales estudiantes de cursos universitarios para senior.
Los cursos universitarios para personas mayores nacieron y se desarrollaron a finales del siglo XX en las universidades para dar respuesta al cambio social y laboral que se estaba gestando en esos momentos: aumento de la esperanza y calidad de vida, trabajadores que llegan a su edad de jubilación con energía y facultades físicas y mentales que les permitan evolucionar, ampliación de los recursos de la oferta educativa etc. Son buenas oportunidades para que los mayores de 55 años puedan seguir activos intelectualmente, sigan desarrollándose personalmente, generen relaciones intergeneracionales y pongan en práctica sus aptitudes sociales.
La gran mayoría de universidades públicas españolas ofrecen este tipo de formaciones, siendo la complutense una de las más veteranas. En 1999 puso en marcha su plan de estudios para senior con la idea de dar respuesta a las ambiciones de personas jubiladas que quiere aprovechar su tiempo para formarse y conocer gente nueva.
Actualmente la universidad para mayores de la Universidad Complutense cuenta con 2000 alumnos, y la demanda parece ir al alza. Los programas se dividen en dos ciclos, uno más general con contenidos como filosofía, historia o antropología, y otro más especializado, con cursos y monográficos con contenidos tanto humanistas como científicos.
Para acceder a los cursos no es necesario tener un título académico previo y en clase los profesores saben adaptarse al nivel de cada alumno y ofrecer a cada perfil lo que requiera necesario, dependiendo del nivel de cada uno, estimulando al que más sabe y ayudado al que aun está aprendiendo.
Beatriz Barrero es tutora y responsable de área de la Universidad para Mayores de la Complutense. Se encarga, junto con otros compañeros, de asesorar personalmente a los alumnos que asisten a los cursos generándoles un apoyo extra. Nos cuenta que el perfil de alumnos que asisten a estos cursos es muy heterogéneo: hay gente de todo tipo y con toda clase de bagaje educativo, desde personas sin estudios previos hasta doctores.
Esta variedad es un valor y aporta riqueza a las lecciones, puesto que las personas mayores asistentes encuentran un espacio de diálogo con personas que piensan o estructuran la vida y el conocimiento de forma distinta a ellos. Para Barrero los programas de estudios para senior juegan un papel social, aparte de académico. Los alumnos conocen gente nueva, hacen amigos, refuerzan sus vínculos sociales y además encuentran una motivación personal extra, como es la de aprender por placer.
Estudiar para disfrutar el presente más que para construir el futuro.
Aunque los profesores que imparten las asignaturas son los mismos, el enfoque académico de los cursos para mayores de la complutense es distinto al de los cursos universitarios ordinarios. Los alumnos senior no se someten a exámenes, ya que no tienen necesidad de pedir un título académico que les pueda servir para una futura vida laboral. Así pues, los profesores les evalúan con un trabajo individual que hacen en casa, a su ritmo, sobre la temática que escojan para que ellos mismos vean qué han aprendido.
La forma de tomarse las clases también se diferencia de los cursos para junior: Barrero comenta que la motivación de los senior es muy distinta, es puramente intrínseca: quién hace esos cursos está allí por pura satisfacción personal. Esa motivación les hace más exigentes que sus compañeros junior, lo que se nota en pequeños gestos: mucha más participación en clase, más fomento del debate, asistencia muy alta y, si alguna vez el profesor no puede asistir a clase, son los propios alumnos los que piden que se recupere la lección en otro horario.
Barrero añade que, gracias a estos cursos, los alumnos de grados, másters y doctorados más jóvenes ya se han acostumbrado a ver alumnos senior por los pasillos. El intercambio intergeneracional juega un papel muy importante en el desarrollo de estos cursos, y se intenta estimular desde la propia universidad, dando la posibilidad a los senior de poder asistir como oyentes a clases de grado con alumnos más jóvenes o mediante programas de extensión intergeneracional que ofertan cursos breves abiertos a toda la comunidad universitaria, con alumnos mayores y alumnos jóvenes. En ambos casos senior y junior comparten aula y debaten fomentado un diálogo intergeneracional que enriquece a ambas partes y que debería ser aun mayor en espacios académicos.
Seguramente el secreto del éxito de los cursos para personas mayores es la motivación personal con la que los alumnos se toman las clases. Los estudiantes senior se matriculan porque les interesa, por la motivación de querer aprender más, por el puro placer de estimular su mente. Tienen la seguridad y la certeza que algunos chicos de 18 años pueden no tener cuando se matriculan en una carrera, saben lo que les gusta y lo que no. Y especialmente no sienten la presión del futuro, no se toman los estudios como una carrera de fondo con una meta a la que llegar. Los senior se matriculan por amor al conocimiento, y en eso radica el éxito de cualquier iniciativa: que se haga con placer y con ganas.
Fuente de las imágenes Universidad Complutense https://www.ucm.es/fotos