El lunes compartíamos en Twitter este interesante artículo del diario económico Expansión que habla de algo cada vez es más actual y positivo para la sociedad: la formación específica para adultos mayores.
Una buena cantidad de universidades españolas ofrecen programas para alumnado mayor de 55 años. Van dirigidos a un perfil muy concreto de estudiantes, y eso implica que tengan sus particularidades. No son grados universitarios al uso, sino programas específicos que permiten a las personas que los cursan conocer y aprender las nuevas tendencias del sector que deseen. Además, son una oportunidad ideal para hacer nuevos contactos y actualizar las propias habilidades.
Seguir formándose a lo largo de toda la vida es algo absolutamente necesario hoy en día y extremadamente beneficios para todas las edades. Sin embargo, dedicarse íntegramente a ampliar los conocimientos es algo reservado a unos pocos, quizás afortunados quizás innovadores, ya que a veces, quién tiene los recursos no necesariamente valora el conocimiento y no se forma. Pero existe un término medio: la formación específica, que se puede combinar con la jornada laboral y que ayuda a actualizarse con un mercado laboral cada vez más cambiante.
Un ejemplo de este tipo de formaciones es el programa senior de la Universidad de Navarra, nombrado en el artículo del que hablábamos al principio. El único requisito que se exige para estas formaciones, dedicado a personas que quieran formarse continuamente y que participan de forma activa en la sociedad, es estar cercano a la cincuentena. No hay prueba de evaluación previa.
Los cursos son variados y aptos para muchos perfiles. Van desde la pintura, la literatura o el estudio de los nuevos medios online al análisis de fenómenos actuales propios de nuestras relaciones internacionales, como el Estado Islámico o la figura del Papa Francisco. En general los horarios son flexibles, adaptados tanto a las personas que trabajen como a las que no. Además de los cursos, se ofrecen actividades complementarias como visitas a museos, cine fórum, encuentros sociales y viajes de carácter cultural.
El gran reto de estas formaciones, y a la vez su mayor elemento enriquecedor, es la diversidad de perfiles profesionales y personales del alumnado. Las personas que se sientan en los pupitres pueden venir de diferentes sectores profesionales, haber nacido en décadas diferentes y tener un nivel de formación distinto. Adaptar esa diversidad en el marco de la formación específica es un reto sumamente interesante.
Aunque la formación universitaria para sénior ha aumentado progresivamente en los últimos años, algunas universidades, como la Carlos III de Madrid, los llevan implantando desde la década de 1990.
Hoy en día la oferta es amplia tanto en los tipos de curso como en los centros y en las ciudades en los que se imparte. Investigando un poco se pueden encontrar formaciones para todos los gustos, la oportunidad está allí.
¿Te animas a seguir aprendiendo?