Autor: Donato Capozzi
En el post anterior (Evolución de la población mundial. El caso España) hemos mencionado el hecho que la velocidad de crecimiento de la población mundial está disminuyendo ya desde un par décadas. Como hemos visto (concentrándonos a continuación en el caso de España) esta velocidad ya se ha vuelto negativa en muchos de los países más desarrollados, o sea que en ellos la tasa de fertilidad es inferior a 2.1 hijos por mujer y su población va disminuyendo.
En general en los países menos desarrollados, aunque disminuya la tasa de crecimiento, la población sigue todavía aumentando con una tasa de fertilidad mayor de 2.1. Una elevada tasa de fertilidad está relacionada históricamente con una elevada mortalidad infantil, y esto acontecía también en los países actualmente más desarrollados.
En una situación económica precaria y escasos amortiguadores sociales, tener muchos hijos era una apuesta económica y social para el presente y el futuro. Los hijos desde temprana edad ayudaban en las actividades económicas familiares, particularmente en las actividades rurales de sociedades cuyo miembros tenían que producir para ellos mismos y para la comercialización sin el auxilio de maquinarias agrícolas. Además los hijos tenían que hacerse cargo de sus padres (y, si cabía, de sus abuelos) cuando ya no estaban en condición de trabajar. Los hijos constituían por lo tanto un recurso económico para el presente y una garantía para una vejez digna. Y, en presencia de una elevada mortalidad infantil, era menester engendrar muchos hijos.
En los países más desarrollados esta situación empezó a cambiar radicalmente con la revolución industrial. La introducción paulatina de maquinaria redujo la necesidad de mano de obra en el sector agropecuario y, en el mismo tiempo, las actividades industriales favorecieron la urbanización, transformando muchos campesinos en obreros, en busca de un salario garantizado y mejores condiciones de vida. Este nuevo contexto favoreció también el ingreso decidido de la mujer en el mundo del trabajo no doméstico.
La introducción paulatina de medidas de saneamiento ambiental (sobre todo la recolección de aguas residuales y la potabilización de agua) y el desarrollo de la medicina gradualmente redujeron la mortalidad infantil e incrementaron la esperanza de vida de estas poblaciones.
El comportamiento de la tasa de mortalidad infantil desde el siglo XIX hasta nuestros días para países como Francia Alemania y Reino Unido se puede observar en la figura siguiente:
Este nuevo contexto económico y social se consolidó y desarrolló a lo largo de más de dos siglos induciendo cambios sustanciales en la organización familiar.
En particular, ya no era necesario tener muchos hijos para garantizar la sostenibilidad del núcleo familiar ya que la mayoría de ellos sobrevivía hasta una edad adulta y ahora, más bien, esta sostenibilidad dependía de muchos factores externos, como por ejemplo la disponibilidad de trabajo para los miembros adultos de la familia, incluidas las mujeres.
Todos estos factores hicieron que gradualmente la tasa de fertilidad en estos países se fue reduciendo de manera significativa al paso con los nuevos tiempos, en el trascurso de estos últimos dos siglos.
El comportamiento de la tasa de fertilidad a lo largo de la historia para países como Francia Alemania y Reino Unido se puede observar en la figura siguiente:
Los países menos desarrollados están recorriendo un camino muy parecido, pero concentrando estos cambios en un periodo de tiempo mucho más breve de no más de dos o tres décadas.
La disminución de la mortalidad infantil está causando una correspondiente disminución de la tasa de fertilidad, pero con un desfase significativo, debido a que los cambios sociales y la introducción de nuevas costumbres necesitan tiempo para consolidarse. La población de estos países ha tenido por lo tanto un crecimiento explosivo en las últimas décadas y seguirá creciendo en el próximo futuro.
Si analizamos el caso de Bangladesh, como ejemplo de un país menos desarrollado, veremos que entre 1950 y 2013 la mortalidad infantil ha bajado desde 350 hasta menos de 50 por cada mil niños. Por otro lado, la tasa de fertilidad ha empezado a reducirse solamente a partir del 1980, lo que explica el gran crecimiento demográfico de los últimos 50 años.
En general el simple hecho que la velocidad de crecimiento poblacional se esté reduciendo implica en todo caso un envejecimiento de la población, aunque la tasa de fertilidad sea superior a 2.1, por lo tanto el porcentaje de la población con edad superior a los 65 años irá creciendo en el tiempo.
Si consideramos las medias mundiales de la tasa de fertilidad tenemos la gráfica siguiente:
Manteniéndose las tendencias actuales, la situación de equilibrio (crecimiento cero) se alcanzará por el 2100, con unos 10,9 billones de habitantes.
Un comentario
enhorabuena¡¡