Articulo: Eleonora Barone
¡Sí, tu, Maricruz Allende Arrieta!
Un buen día decidí por fin entrar por la puerta y preguntar sobre posibles maneras de colaborar. Las oficinas de Caritas Barcelona estaban ubicadas en el barrio gótico, en la plaza de la Catedral, sitio donde pasaba muy a menudo en mis recorridos por el barrio. Nunca tenía tiempo, ánimos o valentía por entrar. Hasta que un día cogí la puerta y de allí empezó mi camino como voluntaria, colaborando en un proyecto de atención a la gente mayor.
Tenía claro que lo que más me gustaba de la idea, era estar en contacto con los mayores, entonces no sabía exactamente por qué, pero sabía que era con ellos que quería estar.
Fue así que conocí a Maricruz, esa señora de la mirada cautivadora, el carácter fuerte y un sentido del humor increíble. Aquel invierno, ella había sido ingresada en una residencia de mayores en el barrio del Raval, y yo fui su primera nueva amiga en esta nueva etapa de vida.
La residencia era un sitio pequeño, mucha gente para un espacio reducido, y como Maricruz estaba sentada en una silla de ruedas, no conseguía salir de manera independiente. Así que mi función principal era llevarla de paseo por el barrio, por su barrio.
Íbamos de compras, mirábamos las tiendas y charlábamos. Nos tomábamos algo en alguna u otra cafetería del Raval, y al regreso nos comprábamos un plátano y algunas mandarinas!
Su manera coqueta de vestirse, de buscar los colores adecuados para combinar el pañuelo con el jersey y la falda, hacia apreciar el gusto para los detalles y la manera de no dejarse llevar por la rutina del cada día. Los pendientes, brazaletes y collares nunca faltaban. Y muy a menudo nos íbamos de paseo al mercado de Sant Antoni para mirar las últimas novedades.
Una vez elegido nuestro bar favorito, de vuelta del mercado siempre nos tomábamos un cortado en el mismo sitio. Allí el camarero del turno de tarde nos atendía con mucho cariño -¿Qué tal está mi novia?!- decía. Ella le sonreía con su manera ingenua y maliciosa a la vez. – ¡Ayyy me ha llamado novia!!! – y luego se reía conmigo, mientras empezábamos a hablar!
La amistad empezó lentamente, pero de manera paulatina y continua, cada día nos acercábamos más y nos contábamos más en profundidad nuestras inquietudes y nuestros deseos. Maricruz era una mujer increíble, dotada de una fuerza y una energía contagiosa, que siempre encontraba la manera de reírse y de soltar algún chiste o algún refrán gracioso para animar el final de las conversaciones.
En realidad las dos o tres horas que pasábamos cada martes juntas, nos proporcionaban mucha energía a las dos, quizás a mi incluso más que a ella!, y la semana siguiente volvíamos a empezar nuestro recorrido con las mismas ganas de siempre. Conocíamos la gente de los puestos del mercado, el cajero del banco y las dependientas de la tienda de la esquina, donde comprábamos colonias y jabones varios.
En mi vida el martes por la tarde era un momento para estar y disfrutar de su compañía, una oportunidad para reflexionar sobre el sentido de la vida y de las relaciones. Para ella, era la manera de tomar aire y de salir a vivir de verdad. Las dos visiones se complementaban.
Mientras me contaba sus historias, siempre encontraba la manera de darme algún consejo o de hacerme reflexionar, y la verdad es que la visión desde su larga experiencia y el salto de generación que me separaba de ella, hacían que las palabras sabias llegaran a destinación sin tener que superar muchas barreras. Eso era, ¡Éramos amigas!
La relación con Maricruz ha sido una de las más significativas experiencias de los últimos diez años de mi vida, y esa iniciativa que estamos empezando, mYmO, le debe mucho, tanto en la reflexión sobre el rol de las personas mayores en la sociedad, como respecto a la importancia de las relaciones.
Maricruz se ha ido en el mes febrero de este 2014, y este primer post es para ella.
3 comentarios
non ho capito tutto, ma certamente quello che era importante, e … mi fai pensare al mio bellissimo rapporto di scambio una persona con cui ho vissuto 7 anni prima di andare a…vivere da sola.
io avevo poco più di 20anni e lei poco più di 70, per me è stato importantissimo e penso che ci siamo date reciprocamente molto, e non lo dimentico.
:o))
Grazie! Si, l’esperienza con Maricruz è stata determinante. Una grande bellissima amicizia!