Autora: Eleonora Barone

Como casi todos y todas las que nos leéis ya sabéis, en mYmO queremos facilitar oportunidades para que las personas, independientemente de su edad, puedan seguir significando y aportando valor, como parte fundamental de la sociedad.

Nuestra labor principal entonces es, por un lado, sensibilizar a ciudadanos y entidades a que todas las personas desempeñan un rol absolutamente fundamental en la comunidad y los adultos mayores atesoran una experiencia vital extraordinaria que no se puede perder. Y por el otro lado, acompañar y motivar a los adultos mayores en la búsqueda de nuevos recorridos, cuestionándose qué quieren ser de mayores y cómo pueden conseguir nuevas oportunidades de diálogo y participación.

En este marco, el 23 de Marzo, se ha celebrado el café tertulia “Emprender no tiene edad“, contando con la presencia de Manuela Carmena, en calidad de emprendedora senior, y de Miguel Ángel Mira, presidente de la Asociación Jubilares, asociación que promueve el co-housing senior como alternativa de convivencia para los mayores.

Entendiendo por emprender no sólo la posibilidad de montar un negocio, sino más bien una actitud vital dispuesta al cambio y abierta a nuevos caminos a recorrer, tanto de Manuela Carmena como de Miguel Ángel Mira, han desarrollado y descrito diferentes maneras de cuestionarse y de reinventarse. Una como profesional y emprendedora, otros como integrantes de una comunidad.

Bajo este enfoque, la mañana se abrió con una pregunta:

¿Qué sabes hacer bien?
Apunta una o más de tus habilidades, pero no te agobies, todo tenemos algo que se nos da bien, del tipo:
¿sabes montar en bicicleta o cambiar una bombilla?
¿puedes preparar un cocido madrileño?
¿sabes lo que significa “un tallat”?
¿puedes arreglar un abrigo o cambiar un botón?
Añade tu habilidad:….

La pregunta tenía la función de vertebrar un poco el discurso y hacer reflexionar sobre el hecho de que todos tenemos un talento. Las posibilidades son infinitas así como las habilidades. No importa qué has estado haciendo toda tu vida, siempre puedes cambiar y redirigir el camino hacia un lugar que te agrade más.

Manuela empieza su discurso comentando que su biografía se enmarca en la de una persona que ha tenido gran capacidad de cambio, lo cual es poco frecuente porque no nos enseñan a cambiar, pero hay que saber que <el ser humano tiene una gran capacidad de cambio, y cuando algo le desagrada puede cambiar y evitar lo que le desagrada.>

En edad adulta, las posibilidades de cambiar ruta y elegir nuevos destinos, a veces son incluso mayores. En efecto una vez que una persona deje de trabajar tiene a su disposición una enorme oportunidad: poder elegir en total libertad lo que quiere hacer, cómo quiere invertir su tiempo y con quién.

Así lo cuenta la teoría del puente de Manuela, que, citando la película “El Exótico Hotel Marigold” reflexiona sobre el valor de los mayores en la sociedad.

En la película se describe la historia de un colectivo de jubilados ingleses, rechazados y no aprovechados, que, después de haberse marchado a vivir en la india, empiezan a darse cuenta de que sus habilidades son absolutamente imprescindibles.

<Las personas de edad tenemos unos conocimientos, una experiencia enorme, y una especie de modelación de nuestro “yo” que puede resultar extraordinariamente útil.

Ésta es una virtud que no siempre se da, es verdad que hay que saber envejecer. Yo he conocido personas que envejecen muy mal, a la vez que he conocido personas que han envejecido muy bien. Pero si envejeces de una determinada manera, tu valor personal puede ser mayor, porque controlas tu carácter, controlas tu “yo”, y puedes tener una gran capacidad de empatía.

La teoría del puente es que cuando tienes una determinada edad no tienes futuro, pero tienes presente. Ese presente lo puedes construir para los que te necesitan, para los que vienen detrás. Entonces hay que buscar una manera de unir tu “yo”, tu falta de futuro, tu gran cargado presente, con el futuro de los otros.

Esto es enormemente interesante porque permite un enriquecimiento de la sociedad extraordinario. >

¿Y ella qué decide en su gran presente?

Manuela ha elegido el camino del emprendimiento social. Ha montado una empresa que se llama Yayos Emprendedores y ha abierto una tienda en la Calle Manuela Malasaña 21: Zapatelas Amelia. Aquí se vende ropa de niño y niña, con una peculiaridad: Todas las prendas están realizadas por personas en riesgos de exclusión social, mayoritariamente mujeres y hombres de las cárceles.

La tienda es tremendamente interesante de conocer, y cada sábado por la mañana podréis encontrar a Manuela para atenderos allí personalmente. Estará encantada de contaros la historia de las primeras zapatelas, hechas con las telas que había heredado de su suegra, con la cual tenía un fuertísima amistad. Las magdalenas que prepara para atender a los clientes en su tienda, son sólo uno de los detalles que acompañan la amabilidad y la cercanía absolutamente descomunal de Manuela.

Ella ha elegido la emprendiduría, pero las posibilidades para las personas mayores en su nueva etapa post-jubilación son muy numerosas.

mYmO ha identificado algunas, como por ejemplo dar apoyo en el desarrollo personal y profesional a colectivos en riesgo a través de itinerarios formativos, Manuela sugiere una red de “abuelos artificiales” para ayudar las mujeres trabajadoras con sus niños, otras actividades pueden ser las clases de apoyo extraescolar, y otras implementar laboratorios de co-creación entre senior y junior. Solo es cuestión de imaginación.

Y en este proceso de reinvención, de juventud prolongada, de madurescencia independiente, las preguntas llegan también al cuestionarse dónde queremos vivir de mayores y sobretodo de qué manera.

Como alternativa a la residencia de mayores y no solamente, el concepto del senior co-housing se está desarrollando rompiendo con las reglas impuestas por la sociedad.

Esa diferente manera de compartir, parte de la iniciativa de las personas que quieren vivir juntas, y a través de un proceso participativo, termina creando una comunidad cuya intención es reforzar la vida privada con vínculos comunitarios, para dar lugar a proyectos que de otra manera no podrían desarrollarse.

Miguel Ángel Mira nos cuenta que el co-housing nace como una cuestión práctica que se recupera en los años 70 en Dinamarca y en Holanda, con el nombre de “comunidades con sentido” o “comunidades con intención”, resaltando la auto gestión de los participantes que se juntan y deciden cómo quieren vivir. En estas comunidades  la economía permanece en ámbito privado, pero las familias deciden que hayan más zonas comunes que privadas, para que se puedan desarrollar una gran variedad de actividades.

Un grupo de amigos o de gente que se conoce se reúne, se organiza y empieza a decidir dónde quiere vivir y cómo. Así se generan comunidades donde <las zonas comunes son una parte más de tu casa>.

La peculiaridad del jubilar, es que los vecinos tienen un compromiso que permite a todas las personas, de entrar a participar de la cooperativa en edad adulta, pero de poderse quedar hasta el final de sus años, y también en situación de dependencia, bajo el paraguas de atención integral centrada en la persona.

Todo tipo de persona puede empezar este proceso, y tanto vivir en un jubilar, como buscar otras alternativas para poder seguir aportando experiencia a la sociedad,  son cosas accesibles para todos, ¡no solo para unos súper héroes!

Además en un jubilar no se genera dependencia, al revés, se hacen cosas todos juntos exaltando las capacidades y las habilidades de todos. Y esa también es una característica digna de nota. Mientras a una persona mayor siempre se la evalúa en función de las capacidades que no tiene y las enfermedades que ha contraído, hay que empezar a poner en valor cuáles son las capacidades preservadas que tiene esta persona.

Las personas en un jubilar siguen integradas y activas. Se producen aprendizajes cruzados de enseñar unos a otros en una vida participativa donde la autonomía personal es fundamental.

Y la autonomía, el sentirse útiles y seguir aprendiendo en compañía son la clave para sentirse más felices.

<Hay que buscar la manera de ser felices, y la actividad es un elemento muy determinante para la felicidad. Porque la actividad nos relaciona, porque nos abre, hace que recibamos y demos y por eso es tan grave que no se nos aparte de la actividad, que se nos diga que no podemos hacer nada. > (Manuela Carmena)

Una vez que nos dejamos la posibilidad de pensar que podemos ser más felices, que tenemos capacidad para ello y que podemos lograrlo, sólo hay que tener iniciativa, buscar alternativas e ir a por ellas…las vías son infinitas…

¿la tuya cuál es?