El médico y divulgador científico Deepak Chopra definió en una conferencia el concepto “compromiso cognoscitivo prematuro”, haciendo referencia al hecho de que nuestras neuronas bloquean la percepción de nuestra propia realidad condicionadas por la experiencia. Es decir, lo que llamamos realidad es el resultado de una colección de experiencias subjetivas más que una serie de hechos sólidos concatenados.
¿Nunca te has encontrado en el dilema, recordando viejos tiempos con algún hermano, primo, padre o amigo de la infancia, de recordar un detalle que la otra persona afirma que no es cierto, o viceversa? A mí me sucede a menudo compartiendo anécdotas con mi hermano menor, un año más joven que yo, con el que compartí gran parte de mi infancia. Nuestros recuerdos de ciertos eventos suelen ser fieles a lo que nosotros creemos que es (o fue) la realidad, pero en ocasiones discutimos si una persona determinada estaba presente, donde había sucedido o incluso en qué época del año era.
La subjetividad juega un papel determinante no solo en la forma en la que vemos el presente y planteamos nuestro rumbo de futuro, también es esencial a la hora de analizar ciertos eventos pasados. Como afirma Chopra, es perfectamente normal que se den estas situaciones, ya que es una reacción propia y natural de nuestras neuronas.
La ciencia de Deepak Chopra analizando un proceso cognitivo coincide con ciertos elementos de la sabiduría popular que intentan explicar o entender mediante fábulas o explicaciones metafóricas pautas del comportamiento humano para ayudar a guiar a aquél que se sienta en un momento de transición en su vida.
Es el caso de una antigua leyenda Cherokee, que cuenta cómo un sabio anciano indio intentaba enseñar a sus nietos cómo encarar efectivamente su vida mediante una fábula. “Hay una lucha en mi interior – contaba el anciano – una batalla terrible entre dos lobos. Uno es el Mal: es la ira, la envidia, los celos, el dolor, el odio, la avaricia, el orgullo, el resentimiento, la lujuria, las mentiras y el ego. El otro es el Bien, es el gozo, la paz, el amor, la benevolencia, la serenidad, la generosidad, la humildad, la esperanza, la empatía, la bondad, la verdad y la fe. Esa misma lucha está dentro de todos vosotros.” Cuando los nietos, preguntaron nerviosos qué lobo iba a ganar esa lucha, el anciano respondió, mientras se marchaba “el que vosotros alimentéis.”
Esta historia, que a continuación también reproducimos en forma de viñeta, esconde una reflexión simple, pero a la vez tremendamente complicada: la manera en que encaramos y percibimos la realidad que nos rodea influirá en nuestro estado de ánimo en particular y en nuestra forma de vida en general.
¿Ya has decidido cuál es tu lobo?
Fuente: Original Zen Pencil. Traducción al castellano Lavin-Compae.