“La cordondería nace en 1921 por mano de mi bisabuela Alfonsa Martínez”, que empezó con este negocio con una pequeña mesita y una silla en la calle. Allí trabajaba con unas pocas herramientas los flecos y los cordones, todo hecho a mano. En un momento dado, se liberó el espacio que se sitúa en el rellano de la escalera, después de la primera rampa de escalas, y la tienda se instaló allí. Y desde entonces hasta ahora sigue perfectamente igual.
Actualmente el local está protegido por el Ayuntamiento, tanto a nivel de fachada como en su interior, como bien de interés patrimonial.
Y efectivamente, el local val bien una visita. La gran capacidad de Guillermo de aprovechar el espacio hace lucir los centenares de productos de todas partes de España, que se pueden adquirir en este pequeño comercio casi centenario de la calle de la Sal número 1.
Guillermo representa la cuarta generación en el legado familiar. Desde su bisabuela Alfonsa, luego la tienda pasó a su abuela Ángela, después a su madre Pilar y finalmente ahora es él que lleva el negocio.
Guillermo se dedica al tema de la contabilidad, la compra y la venta además de la atención al cliente, mientras que su hermano Jorge, es el que ha heredado la maestría de la artesanía y que actualmente sigue realizando los cordones a mano.
Por la tienda ha pasado muchísimas gente, considerando que ahora además está en muchas guías turísticas y que realmente es una verdadera curiosidad del tejido histórico madrileño.
Durante estos años han trabajado por muchísimas instituciones y también por la Casa Real el tema de los cordones, los flecos, las borlas. Cuando se casó el príncipe en el año 2004, con el permiso de la Casa Real, los primeros dedales que salieron al mercado se hicieron aquí en la Cordonería. Trabajan por los militares, por la iglesia, en ocasión de diferentes festividades y por todo tipo de acontecimiento donde se necesiten de piezas especiales preparadas con cordones realizados en seda de manera artesanal.
Realización y edición vídeo: Miguel de la Cerda Monge
Muchos de los productos que venden son por encargo. En una ocasión trabajaron unas pasamanerías para unos tiradores de unos Rolls-Royce antiguos. “Bueno nos piden de todo”. Cordones de medallas con colores especiales, por ejemplo. “Hacemos cosas diferentes a gusto del cliente, como una camisa”. Y normalmente el cliente es español.
Hay objetos muy peculiares, algunos de los cuales incluso ya no se encuentran en el mercado. Una muñeca del fabricante Marín, que cerró hace dos años, una barbie flamenca que lleva ocho años en el escaparate y que Guillermo nos dice que el día que se cierre la tienda la va a poner en casa bien a la vista: “esto ya es una reliquia!”.
Cordones para medallas, cordones de pito, cordones para pulseras hechas por un señor mayor, imanes, dedales y las castañuelas y los abanicos que son los artículos que “se venden a diario” afirma Guillermo.
Las muñecas vienen de Alicante, las castañuelas de Valencia, los cordones de Madrid. Los imanes y dedales de Barcelona mientras las auténticas botas de vino llegan de Pamplona y los pendientes flamencos vienen de Sevilla.
Se podría hacer un mapa de España según las artesanías que se venden en este local.
Mi madre cuando murió me dijo una cosa respecto a nuestros negocio:”que lo cuidara y lo mimara” y yo “vengo todos los días contento aquí a la tienda y como me conoce todo el mundo, bueno todo Madrid, vienen a verme y a pedirme cosas, entonces yo vengo contento y claro a trabajar porque tengo que mantenerme!”
“La tienda me gusta y no puedo estar sin ella“.”Hay días que cierro un día o dos y me falta algo”. “Como es da la familia, pues aquí la tengo y sigo con ella”.
Aunque no faltan las preocupaciones. A nivel de continuidad del negocio el futuro es incierto, “estamos yo y mi hermano, no hay nadie más así que el día que yo fallezca no sé qué puede pasar”. Las ventas han bajado mucho y es verdad que ese tema “me preocupa porque como de ello y hay meses que se hacen muy duros. Por suerte el tema de los alquileres no me afecta nada, porque tengo la renta actualizada y está todo en orden”.
También se hace mención de la falta de ayuda pública en general, un tema recurrente en las varias conversaciones que hemos ido teniendo con los comerciantes o artesanos del centro de Madrid que no se sienten apoyados por el Ayuntamiento o por las instituciones en general.
En efecto es cada vez más difícil encontrarse con estos tipos de locales en Madrid, por ejemplo esta es la única cordonería que queda, “ya no hay más, antes había tres y han desaparecido porque los dueños se han jubilado”.
Y a ver qué pasará con la nuestra, “porque a mi hermano que es único que sabe hacer los cordones, le quedan cuatro o cinco años antes de la jubilación”, a ver qué pasará.
En todo caso lo que tiene claro Guillermo es que no irá a comprar cordones hechos a máquina ni tampoco llegados de China. Todos los productos que se venden en la Cordondería son españoles ya que a parte de la filosofía de sus propietarios los clientes que llegan a la tienda “cuando ven algo siempre preguntan si el artículo es español, no quieren nada de China”. “Me cuesta más caro pero lo prefiero y la gente lo paga”.
“En esta tienda todo es español”.
Entonces el mensaje para todos los madrileños es que “vengan a verme, que yo les atiendo con toda mi amabilidad y que me compren!”.
¡Os aseguramos que vale la pena!
2 comentarios
¡Realmente interesante, gracias por compartirlo!
Gracias ti por comentar. Te invitamos a visitar la tienda, seguro que el dueño estará encantado!